dimarts, 23 d’octubre del 2012

TEXTE PER DEBATRE A CLASSE


Crossroads: Cruzar el país para promover la 'Cultura de la Vida'


Jaime, Juan, Álvaro y Pablo. Son las cuatro almas del proyecto Crossroadsen España. Cuatro amigos que fueron juntos a la JMJ y se dejaron contagiar por la experiencia que otros jóvenes venían realizando en estados Unidos:Cruzar el país caminando para promover la ‘Cultura de la Vida’.

Nos encontramos con ellos a su llegada a Santiago. Formaban un grupo de 47 jóvenes, algunos “muy jóvenes” de 16 años, pero con una alegría y vitalidad que sólo tienen los que viven plenamente unos altos ideales y viven en consonancia con ellos. Y pudimos entrevistar a Pablo Santana, que con 26 años era el “menos joven” y que ha mantenido paso a paso y día a día, el proyecto durante estos cuarenta y cinco días desde que partieron de Barcelona el 7 de julio. Agradecemos a Juan que se puso en contacto con nosotros por las redes sociales y nos informó del proyecto.


¿Tiene que ver algo vuestra Fe con este proyecto de Crossroads?
Absolutamente. Aunque pensamos que la defensa de la vida no es algo exclusivo de la fe cristiana. El valor de la vida, y su defensa, es algo intrínseco de la dignidad de la persona.
Nosotros en concreto como católicos nos sentimos interpelados ante la llamada que hizo Juan Pablo II de promover la Cultura de la Vida.

Pero, si tú no fueras cristiano ¿podrías estar en este proyecto?
Absolutamente. Aunque en este momento todos los que están participando son personas cristianas, el proyecto está abierto a que cualquier persona, que defienda la Cultura de la Vida, pueda participar con nosotros.

Es verdad que nosotros nos sustentamos en tres pilares y dos de ellos sí que están relacionados con la Fe: La oración. Rezamos porque creemos que es la única manera de transformar nuestros corazones, que la gente mire al bien y no al mal. Hemos rezado muchos rosarios… al día se lanzan como 500 rosarios “al cielo”. Y luego aparece también ese otro pilar que es el sacrificio. Esto no lo hacemos por deporte o porque nos guste el senderismo, sino con el sentido del “sacrificio” entregado al Señor.

El tercer pilar es el activismo puramente humano y ahí es donde podemos encajar con cualquier persona que defienda este valor, aunque no se apoyasen en los otros pilares.

Pero hablando de defender algo que no puedes hacerlo con tus propias manos, es fundamental abandonarse en Dios para que Él lo haga ¿no?
Así es, este problema tan enraizado y difundido solo se solucionaría si la gente vuelve su vida a Cristo. Eso nos llevaría a respetarnos a nosotros mismos a respetar la vida de los demás, sobre todo de los que no pueden defender su propia vida.

También rezamos por tanto sufrimiento que el aborto genera. Conocemos demasiados casos cercanos como para saber que  las mujeres quedan destrozadas; no solo físicamente sino, sobre todo, psicológicamente. Y pedimos al Señor que repare ese daño.

Y por supuesto rezamos por todos los movimientos Pro-Vida, que se están extendiendo. Rezamos porque crezcan y cada vez haya más gente en esta defensa. Para que las siguientes generaciones puedan contemplar, en pasado, el aborto como algo abominable, tan claro como nosotros contemplamos ahora la esclavitud.

¿Y la experiencia concreta, el día a día? ¿Cuántos días lleváis caminando?
Llevamos 45 días, desde el 7 de julio.
Al principio era una incertidumbre total. No contábamos prácticamente con medios. Han ido viniendo y hemos ido sintiendo el apoyo de muchos colectivos sociales y principalmente de la Iglesia católica. En todas las Diócesis hemos tenido una acogida que ni de lejos esperábamos, los Obispos de las Diócesis que hemos pasado  se han desvivido por nosotros, han estado siempre pendientes de que tuviéramos incluso una buena asistencia espiritual, porque entre nosotros no camina ningún sacerdote.
Después era la expectación. Íbamos viendo que las oraciones y el trabajo que se iba realizando iban teniendo frutos concretos y visibles. Hemos visto auténticas conversiones. No sólo relacionado con el aborto.
Aquí en el Camino de Santiago, nuestra manera de rezar, nuestra Fe visible, la alegría, ha ayudado a algún grupo, así nos lo han hecho saber, a encontrar el sentido espiritual de “su Camino”.

¿Por qué terminar en Santiago?
Porque es el patrón de España. Es el Apóstol que cristianizó estas tierras y como somos católicos, no tuvimos duda.

¿Qué tal el Camino?
Es verdad, que veníamos caminando nosotros solos y al llegar al Camino te encuentras con otros peregrinos y, la cosa cambia. Se contagia la espiritualidad, todos tenemos la misma meta, y es enriquecedor. Nos hemos sentido más Iglesia.
Para nosotros significaba ya el final del camino y eso nos agilizaba el paso.

¿Qué esperáis ahora?
Es pronto porque la iniciativa es todavía un germen. Acabamos de empezar, nos hemos echado a andar así, a la buena de Dios, confiando muchísimo en la providencia y ahora tenemos que asentar todo lo vivido, todas las ideas…

No queremos quedarnos sólo en una única peregrinación en verano, que sí, que va a continuar en el tiempo. Queremos que durante el año tener actividad. Hacer grupos de trabajo en cada ciudad de donde somos, grupos de apostolado y oración por la Vida.

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